Cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios.


💔 Las 5 heridas de la infancia: cómo reconocerlas para comenzar a sanar

💔 Las 5 heridas de la infancia: cómo reconocerlas para comenzar a sanar

Cada persona guarda en su interior huellas emocionales que nacieron en los primeros años de vida. Son experiencias profundas —a veces silenciosas— que moldearon la forma en que hoy amamos, confiamos y nos vinculamos con el mundo.
Reconocer esas heridas no es revivir el dolor, sino entenderlo para liberarnos de él. Porque lo que se nombra, se sana.

🌱 1. Herida de rechazo

Surge cuando no nos sentimos deseados o aceptados. En la adultez, puede aparecer como miedo a ser ignorados, sensación de no pertenecer o una necesidad constante de aprobación.
🩷 Sanar esta herida implica aprender a aceptarte, incluso cuando otros no lo hagan.

💔 2. Herida de abandono

Nace cuando sentimos que nos dejaron solos, física o emocionalmente. Ya adultos, puede transformarse en dependencia afectiva, ansiedad por apego o miedo a la soledad.
🌙 Tu compañía interior es el refugio que antes te faltó. Cultivarla es tu acto más poderoso de amor propio.

😔 3. Herida de humillación

Aparece cuando fuimos avergonzados o ridiculizados. Esa experiencia deja marcas que se traducen en culpa, baja autoestima o dificultad para poner límites.
🔥 Sanar implica recuperar tu voz, defender tus límites y dejar de cargar con culpas que no te pertenecen.

⚡ 4. Herida de traición

Se origina cuando alguien en quien confiábamos nos falló. Hoy puede manifestarse como control, desconfianza o miedo a soltar.
💫 Perdonar no es justificar. Es dejar de atarte al dolor y recuperar tu poder personal.

⚖️ 5. Herida de injusticia

Surge cuando crecimos en ambientes de frialdad, exigencia o comparación constante. De adultos, suele generar perfeccionismo, rigidez y enojo contenido.
☀️ Sanar esta herida es permitirte ser humano, no perfecto. Es elegir la compasión en lugar del castigo.

💬 El camino hacia la sanación

Sanar no es olvidar, sino reconciliarte con tu historia. Es mirar atrás con compasión, reconociendo que hiciste lo mejor que pudiste con lo que tenías.
Para muchos, también puede ser un encuentro espiritual: una oportunidad para perdonar, agradecer y entregarle esas heridas a Dios.

🌻 Tomate un momento para reflexionar: ¿Cuál de estas heridas reconocés más presente en vos?
Pedir ayuda no te hace débil; te hace valiente. Recordar es el primer paso hacia tu libertad emocional y espiritual.