El fenómeno del Fast Fashion y sus repercusiones
El fenómeno del Fast Fashion y sus repercusiones
"Para el 2025 los desechos de ropa acumulados entre ahora y entonces pesaran tanto como la
población mundial" - Stella McCartney."
Según un estudio de la fundación Ellen MacArthur, en los años 2000 se fabricaban cerca de 50.000 millones de prendas anuales. Para el año 2015 estas cifras duplicaban su tamaño y todo indicaría que este ritmo no hace más que aumentar. El informe muestra también otra preocupante tendencia: La ropa está masivamente infrautilizada. En concreto, en estos últimos 15 años, el tiempo de uso que le damos a las prendas ha disminuido un 36%. Es así como en el mundo de la moda, abandonamos el concepto de “Fashion” y lo adaptamos al ya conocido “Fast Fashion” o moda rápida, concepto aplicado a los diseños que salen rápidamente de la pasarela para capturar tendencias de moda actuales y que cambian constantemente.
Actualmente, la producción textil mundial es liderada por un puñado de marcas como Zara y H&M. Estas marcas solían desarrollar no más de dos colecciones anuales, pero hoy en día, renuevan sus presentaciones cada pocas semanas. Esto, sumado al impacto de las redes sociales y el efecto de gratificación instantánea, nos lleva a una fiebre de consumo donde los armarios se ven repletos de prendas que no llegarán a cumplir su vida útil.
Como consecuencia, las marcas reducen los costos de la calidad textil y de confección, y esto provoca que se desgasten a mayor velocidad. Las tendencias cambian constantemente y la ropa se descarta con mayor frecuencia.
Según Asitex (Asociación Iberica de reciclaje Textil) cada habitante español genera 14 kilos de residuo textil al año, una cantidad de 326.000 toneladas anuales, solamente en España. Mientras que en Alemania y Reino Unido son aproximadamente un millón de toneladas anuales, Estados Unidos, que lidera esta lista, desecha unos 13 millones de toneladas de prendas al año arrojadas directamente desde sus armarios. En solo 20 años nuestro gusto por la moda rápida ha duplicado los residuos textiles.
Ante esto, las estadísticas de un estudio realizado por la Universidad de Delaware indica que 4, 3 millones de toneladas de ropa usada (ropa que millones de personas depositan en contenedores de ONG's con la esperanza de que sus prendas tengan una segunda vida útil) se exportan desde E.E.U.U, Alemania,Reino Unido y otros países desarrollados hacia India, Pakistán y Rusia. Allí se reprocesan y se exportan hacia África, pero apenas el 30% de las prendas sirvenpara ser reutilizadas debido a la pérdida de calidad de los textiles.
Una solución alternativa podría ser el comercio, pero vender ropa usada al tercermundo es apenas un buen negocio; El traslado en barcos de cientos de miles de prendas descartadas, inservibles es tan caro que no sale a cuenta fabricar prendas con telas recicladas. Por otra parte, la ropa nueva es tan barata que muchas organizaciones que las venden en mercadillos de segunda mano ven quesu negocio ya no marcha como lo hacía una década atrás. Una prenda en época de rebajas es apenas más cara que una prenda de segunda mano, la mayoría deconsumidores no lo piensa dos veces.
Entonces ¿Qué hacemos con la ropa usada?
Incinerar las prendas no es una opción, ya que genera toxinas dañinas para el medio ambiente, y su reciclaje no es más sencillo.
Ante el creciente problema de los residuos textiles, diseñadores y empresarios comienzan a buscar alternativas, modificando el panorama y rediseñando enrelación a estos desechos.Por ejemplo, Stacy Flynn, defensora de la justicia ambiental en textiles y fundadora de Evrnu® una empresa de tecnología sostenible que se enfoca en la
creación de textiles renovables a partir de desechos de prendas de vestir.
Creando un método sustentable para reciclar prendas de algodón convirtiéndolas en una fibra totalmente nueva. Esta nueva fibra es más fina que la seda y más fuerte y resistente que el algodón.
También tenemos a Ecotec, una empresa italiana que desarrolló un hilo reciclado de recortes textiles que puede utilizarse en prendas textiles y tapicería. Tonlé, otra empresa de la misma categoría, diseña textiles a partir de desechos de fábricas textiles y con los residuos que quedan, crean las etiquetas para su marca.
La marca Zara también se suma a la búsqueda de aumentar la sustentabilidad y la consciencia sobre el cuidado del medio ambiente, es por esto que habilitan contenedores en muchas de sus tiendas para que los clientes puedan depositar allí la ropa a la que ya no dan uso. En colaboración con la Organización Cáritas, la ropa es clasificada y separada entre las que pueden llegar a reutilizarse y las que no.
¿Y qué si la mejor solución fuera reducir los niveles de consumo?
Es importante reconocer que, aunque cada vez son más las marcas que buscan la sostenibilidad de sus productos, la misión de reestablecer los niveles de producción y consumo y así mejorar la relación con el medio ambiente, sigue siendo un desafío debido a la falta de información por parte de los consumidores. El principal conflicto es que, en la industria textil, la moda rápida genera cada vez más ingresos y a las marcas no les interesa cambiar esta conducta. Si no comenzamos a crear consciencia sobre esta problemática, llegaráun punto en el que no habrá lugar en el mundo para la cantidad de desechos.
Te invitamos a interiorizar este tema y que nos cuentes tu opinión. ¿Qué propuestas o cambios realizarías personalmente o en tu entorno para modificar esta situación?